Sobre sus orígenes se sabe, casi con absoluta certeza, que fueron los fenicios que introdujeron en Europa, alrededor del año 1000 antes de Cristo, a los primeros lebreles provenientes de Egipto y de Oriente. Al llegar a las Islas Británicas, estos perros fueron cruzados rápidamente con otras razas que allí había entonces, como algunas de pastor y algunos molosos. Resulta de hecho que la raza ya ha sido fijada, en sus características actuales, desde hace muchos siglos como lo demuestran infinidad de testimonios, algunos de los cuales son bastante remotos. Perro apreciado por los pobres y los soberanos ingleses, era criado por éstos con gran pericia y tenido en gran consideración hasta el punto de castigar con severas penas a quien lo matara. Eran de buen grado aceptados por los nobles como pago de deudas y tributos que a veces incluso, ascendían a fuertes sumas. Perros de un linaje tan alto, no podían ser dejados de lado por los artistas más importantes de diferentes épocas (escritores y pintores). Entre ]os muchos que merecerían ser recordados, el más famoso es ciertamente el gran pintor flamenco Van Dyck que, en un excelente retrato de cuerpo entero de James Stuart, Duque de Lenox y Richmond (conservado en el Metropolitan Museum de Arte de Nueva York), nos presenta a un Greyhound de rara belleza y muy similar a los actuales. También los Greyhound aparecen en cuadros de pintores italianos como Paolo Uccello, Vittore Carpaccio, Paolo Veronese, los dos Tiépolo (Giovanbattiste y Giandomenico) y otros artistas, lo que demuestra que esta raza había comenzado a extenderse fuera de Inglaterra, ya a finales de la Edad Media.